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12 Junio 2024
Vale la pena explorar brevemente la teoría detrás de la inversión en factores, discutiendo su base académica y cómo puede ser implementada.
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Cuando invertimos en una acción, ¿qué es lo que nos motiva? Obviamente, la expectativa de que suba de precio y, con ello, tengamos una ganancia de capital. Pero ¿cómo saber si subirá o no? Lo que muchos asesores nos dirán es que debes entender el negocio y la posición competitiva, la administración y proyecciones futuras; en resumen, tener una opinión informada y objetiva de la compañía y una visión de su futuro. Esto es claramente un consejo prudente, correcto y, también, bastante trabajoso.
Hay una forma alternativa de estimar el rendimiento relativo de una acción. La más conocida es la llamada inversión basada en factores, que ha ganado prominencia como un enfoque robusto para la gestión de carteras, apoyado extensamente por investigaciones académicas y aplicado por inversores sofisticados.
Este método se centra en identificar y explotar ciertos "factores" o atributos de activos que consistentemente explican diferencias en los retornos de las inversiones. Pretendo aquí explorar brevemente la teoría detrás de la inversión en factores, discutiendo su base académica y cómo puede ser implementada.
Fundamentos teóricos
Por muchos años, los académicos y expertos han intentado explicar cuál debería ser el retorno de un activo y las diferencias que existen entre ellos. El Capital Asset Pricing Model (CAPM) introdujo la noción de que el rendimiento de una inversión depende de su riesgo relativo al riesgo de mercado, medido comúnmente por el beta del mercado. En términos simples: más riesgo implica más rentabilidad esperada y esa relación es proporcional. Este modelo -desarrollado inicialmente por William Sharpe en 1964- ha formado la base de muchas estrategias de inversión modernas.
Sin embargo, estudios posteriores, particularmente los trabajos de Eugene Fama y Kenneth French en los años 90, han mostrado que otros elementos, más allá del mercado en general, son necesarios para explicar completamente los retornos esperados de una cartera.
Fama y French inicialmente propusieron un modelo de tres factores que incluía el tamaño de la empresa (small vs. large caps) y el ratio precio-valor contable como factores adicionales al beta del mercado, pues "proporcionan una mejor capacidad explicativa para los retornos ajustados por riesgo que el solo factor de mercado del CAPM".
Desde esos estudios iniciales se ha desarrollado una amplia práctica sobre factores y formas de ejecutar estrategias. Entre los más utilizados están:
Factor de Mercado (Beta): la sensibilidad de los retornos de un activo al movimiento del mercado en general. Este es el factor originalmente descrito en el CAPM. La idea es que, cuanto más volátil (riesgoso) sea el activo, más alto debería ser su retorno esperado.
Tamaño de la Empresa (Size): Las acciones de empresas pequeñas han demostrado superar a las grandes en períodos largos de tiempo, aunque con mayor volatilidad y riesgo.
Valor (Value): Las acciones consideradas "de valor", que tienen precios bajos en relación con sus fundamentales (como el libro contable), tienden a superar a las "de crecimiento" en el largo plazo. Comprar barato tiende a ser mejor a largo plazo.
Momentum: las acciones que han tenido un buen rendimiento en el pasado reciente continuarán así en el futuro cercano.
Calidad (Quality): Las empresas que muestran características de alta calidad -como altos retornos sobre el capital, bajos niveles de deuda y estabilidad en las ganancias- tienden a ofrecer mejores retornos ajustados por riesgo.
Volatilidad (Low Volatility): Las acciones con menor volatilidad tienden a generar mejores rendimientos ajustados al riesgo que las más volátiles.
Aplicaciones prácticas en la gestión de carteras
La inversión en factores no solo ayuda a los inversores a entender mejor las fuerzas que impulsan los retornos, sino que también les permite construir carteras más diversificadas y resilientes. Por ejemplo, una estrategia que combine factores de valor y calidad puede proporcionar una defensa contra las caídas del mercado mientras ofrece potencial de apreciación en tiempos de crecimiento económico.
Desafíos y consideraciones
Aunque este método ofrece numerosas ventajas, también presenta desafíos. La selección y el timing requieren un análisis cuidadoso y una comprensión de cómo diversos elementos pueden interactuar entre sí. Además, como cualquier enfoque de inversión, conlleva riesgos y no garantiza rendimientos superiores.
Con todo, es un enfoque poderoso que se apoya en décadas de investigación académica y práctica de mercado. Al integrar un entendimiento profundo de los factores, los inversores pueden posicionar sus carteras para lograr un mejor equilibrio entre riesgo y retorno.
En conclusión, este método representa una evolución significativa en la teoría de la gestión de carteras y sigue siendo un área rica para la exploración tanto por académicos como por inversores prácticos.
Publicado en El Mercurio Inversiones.
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