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22 Febrero 2024
Existen las condiciones para que el instituto emisor persista con agresivas reducciones de la TPM a lo largo del año.
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La inflación mundial alcanzó cifras récord en el segundo semestre de 2022, convirtiéndose en una de las principales preocupaciones de cara a 2023. Desde la segunda parte del año pasado esta comenzó a ceder, permitiendo que algunos de los principales bancos centrales pausaran el ciclo de alzas de tasas, mientras que otros incluso iniciaran el proceso de recortes, como fue el caso de Chile y otros países emergentes.
El mercado reaccionó con optimismo (demasiado, quizás) y preveía que, posiblemente, durante el primer trimestre de este año, las autoridades monetarias de las economías avanzadas se acoplarían a este proceso de rebajas. No obstante, el inicio de 2024 no ha sido tan favorable como se esperaba. Así, es preciso preguntarse, ¿realmente seguiremos en camino a la normalización monetaria durante este año? La respuesta simple es: sí, aunque el trayecto no está exento de riesgos.
En primer lugar, desde el ámbito internacional, tanto la actividad como la inflación seguirán desacelerándose durante 2024, a pesar de un inicio de año con sorpresas al alza. De acuerdo con la actualización de proyecciones del Fondo Monetario Internacional de enero pasado, el crecimiento mundial alcanzaría 3,1% en 2024, esto es 0,2 puntos porcentuales más que su previsión de octubre pasado. Esta corrección se debe principalmente a la mayor resiliencia económica en el caso de EE.UU. que, además, ha seguido presentando una fortaleza de su mercado laboral, con una tasa de desempleo por debajo del promedio histórico de los últimos 10 años (3,7% en enero vs. 4,9%).
A pesar de esta sorpresa, la actividad mundial exhibirá un crecimiento inferior al promedio histórico de 3,8% (entre 2000 y 2019) y continuará con un bajo dinamismo, en línea con las aún estrechas condiciones financieras globales, un menor estímulo fiscal y el impacto de una política monetaria restrictiva.
Por su parte, la inflación global, que ha descendido rápidamente, seguirá acercándose a su valor meta, producto del debilitamiento de la actividad económica, menores presiones en los precios de alimentos y la disminución en los costos de energía y de fletes marítimos. Esto permitiría que las economías avanzadas efectivamente den inicio al ciclo de relajamiento monetario, aunque no tan pronto ni a la velocidad que el mercado tenía incorporado a fines de 2023. En particular, en el caso de la Reserva Federal de EE.UU., las expectativas de recortes de tasa se han ido postergando hacia el segundo semestre del año, acumulando no más de 100 puntos base de disminución hasta diciembre (-150 pb, previamente). Las nuevas presiones sobre los costos logísticos producto de las tensiones geopolíticas y las sorpresas al alza en los recientes datos de IPC parecen validar esta moderación.
En el caso local, el Banco Central inauguró la fase de rebajas de tasa a mediados de 2023, gracias a una convergencia inflacionaria más rápida que la prevista y, para este año, los recortes continuarán. Las recientes cifras de IPC siguen presentando retrocesos en términos anuales y, debido al cambio de canasta, la medición considerando la base de referencia ya se ubicaría muy cerca de la meta. La actividad económica, en tanto, se mantiene frágil, con sorpresas a la baja al cierre de 2023. En tanto, el tipo de cambio se ha depreciado más allá de la evolución de sus fundamentos, con una clara sobrerreacción, que debería corregirse en lo que sigue. Así, existen las condiciones para que el instituto emisor persista con agresivas reducciones de la TPM a lo largo del año, para terminar en diciembre en torno a su valor neutral.
Cabe destacar que una intensificación de los conflictos geopolíticos es un riesgo relevante para el trayecto de normalización monetaria. Esto, por cuanto podría elevar los precios de materias primas y costos logísticos, haciendo resurgir las presiones inflacionarias y prolongando el entorno de tasas de interés elevadas. Hasta ahora los impactos parecen acotados y se alejan de las proyecciones centrales.
En síntesis, las condiciones globales siguen propicias para dar paso al proceso de normalización monetaria, aunque el debut de los recortes en las economías desarrolladas ocurriría más bien durante la segunda parte del año y por una magnitud más pausada que lo previsto. En el caso de Chile, la convergencia sería incluso más rápida, alcanzando la tasa neutral al término del presente año.
Publicado en El Mercurio Inversiones
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