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09 Enero 2025
Su implementación en Chile representa un paso significativo hacia la promoción de actividades económicas sostenibles.
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El pasado 31 de diciembre, el Ministerio de Hacienda emitió para consulta pública el anteproyecto de una taxonomía verde para Chile, luego de varios meses de discusión público-privada. Sin querer ser aún muy específica en los detalles, destaco brevemente los objetivos y las características deseables de una taxonomía verde, utilizando para ello la amplia y variada experiencia comparada.
En primer lugar, se debe definir qué es una taxonomía verde. De acuerdo con el propio documento del Ministerio, “es un sistema de clasificación que busca categorizar las actividades económicas a partir de criterios que permiten identificar si estas se están llevando a cabo de una manera sostenible desde una perspectiva medioambiental”. En términos simples, proporciona un sistema de clasificación claro y transparente -como, por ejemplo, lo es el sistema de etiquetado de alimentos- para que tanto consumidores como inversionistas tomen decisiones informadas.
Estos sistemas de clasificación existen en más de 50 países, siendo la Unión Europea uno de los referentes debido al amplio ámbito de actividades económicas consideradas y es de los pocos casos donde su aplicación es de carácter obligatorio desde 2020. A nivel regional, Brasil y México también han definido sus esquemas de clasificación.
Uno de los usuarios de este esquema es el sector financiero y, en particular, el bancario debido a su rol de intermediación de recursos. En ese sentido, la experiencia de aplicación internacional permite concluir cuáles serían las características deseables de una taxonomía verde para lograr, por un lado, cumplir con los objetivos medioambientales y, por otro, que sea de fácil aplicación para que efectivamente se puedan canalizar flujos de capital hacia actividades verdes.
Una primera característica es que las taxonomías deben basarse en enfoques y marcos globales siempre que sea posible. Por el contrario, si cada país genera diferentes conjuntos de definiciones y alcances se conduce a la fragmentación y aumentan los costos de implementación y comparación. Una excepción es el caso de sectores económicos donde no se cuente con estándares internacionales, como por ejemplo la minería, donde la taxonomía local es pionera.
Por otro lado, esta debe basarse en métricas científicas en la medida de lo posible, pero manteniendo una metodología sencilla, de fácil acceso y que idealmente dependa de datos divulgados en forma directa por las empresas productivas (clientes). De no ser el caso, indicadores más subjetivos hacen que la implementación sea compleja y exigiría que los usuarios asignen una cantidad significativa de recursos para fines de cómputo debido a la granularidad, complejidad y conocimiento detallado que se requiere sobre una actividad específica.
Para facilitar la implementación por parte de los distintos usuarios, se podría promover la disponibilidad de datos a través de registros centrales. Iniciativas internacionales como los registros de las Declaraciones Ambientales de Producto (EPD por su sigla en inglés) para la construcción de edificios en Europa son positivas. Así también, se deben destinar esfuerzos públicos para poner a disposición los datos que son propiedad de las autoridades.
Finalmente, es imprescindible mantener un constante diálogo público-privado entre los distintos actores de interés para ir calibrando las métricas, la correcta cobertura de los sectores económicos y la disponibilidad y comparabilidad de los datos.
En conclusión, la implementación de una taxonomía verde en Chile representa un paso significativo hacia la promoción de actividades económicas sostenibles. La experiencia internacional nos muestra que una taxonomía eficaz debe estar basada en enfoques globales, métricas científicas y ser de fácil aplicación para todos los actores involucrados. La adopción de estas prácticas no solo contribuirá a los objetivos medioambientales, sino que también promoverá la canalización de capital hacia proyectos verdes, potenciando un desarrollo económico sostenible y responsable.
Publicado en El Mercurio Inversiones.
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