Cargando el sitio, no recargues la página.
Información importante: MANTENCIÓN PROGRAMADA
A partir de las 21:00 hrs. del día sábado 25 de enero y hasta las 11:00 hrs. aproximadamente del día domingo 26 de enero , se realizará una mantención programada, por lo cual nuestros canales digitales: sitio privado en Santander.cl, App Santander, App Santander Pass, Office Banking, App Office Banking, App YOU, Botón de pago de cuentas y servicios no estarán disponibles.
Invitamos a nuestros clientes a programar sus operaciones en un horario distinto.
Otras transacciones como: compras presenciales con tarjetas y billeteras digitales, compras online o en Apps donde tengas enrolada tu tarjeta y no pida el CVV (Código de seguridad) al momento del pago, giros con tus tarjetas Santander en cajeros automáticos y llamadas al 600 320 3000, en caso de emergencias bancarias tales como: bloqueo de tarjeta o transacciones no reconocidas, estarán disponibles durante los horarios de mantención.
21 Febrero 2025
El entorno global sigue cambiando y con ello los desafíos para la política monetaria.
${ 'andres-sansone' | autorCargo }
Este año se cumplen 100 años desde la creación del Banco Central de Chile, que ha evolucionado hasta convertirse en una institución moderna, basada en metas de inflación, flotación cambiaria y decisiones fundamentadas en criterios técnicos. Hoy es ampliamente valorada, tanto a nivel nacional como internacional.
Pero esto no siempre fue así. Antes de su creación en 1925, la emisión de billetes y la provisión de crédito estaban en manos de bancos comerciales, lo que dificultaba el control del sistema financiero.
En sus inicios, el Banco Central operaba bajo el patrón oro, es decir, un tipo de cambio fijo respaldado por reservas metálicas. Sin embargo, la Gran Depresión demostró las debilidades de este sistema: como ocurre cuando se fija un precio, el ajuste se dio por cantidades, exacerbando los efectos de la crisis. Se estima que el PIB cayó más de 40% a comienzos de los años 30, lo que llevó al abandono del patrón oro y a mayores controles cambiarios y proteccionismo comercial.
Las décadas siguientes estuvieron marcadas por ajustes en los regímenes cambiarios y monetarios, incluyendo intentos de convertibilidad y financiamiento de déficits fiscales con emisión monetaria. La inflación fluctuó entre periodos de extrema volatilidad y cifras elevadas, sin lograr una estabilidad sostenida.
El punto de inflexión llegó en 1989 con la promulgación de la Ley Orgánica Constitucional del Banco Central, que estableció su plena autonomía y carácter técnico. Se definió su mandato de velar por la estabilidad de la moneda y el normal funcionamiento de los pagos internos y externos.
En los 90 se implementó, progresivamente, un marco de metas de inflación, con buenos resultados. La inflación pasó de cerca del 30% en 1989 a alrededor del 4% en diez años. En 1999, se adoptó completamente el esquema de metas de inflación junto con un régimen de flotación cambiaria.
Actualmente, el Banco Central fija como su objetivo que la inflación proyectada a un horizonte de dos años se ubique en 3% y ajusta la tasa de interés para influir en el crédito, la inversión y el consumo. En términos muy simples, si las proyecciones de inflación suben, la tasa se incrementa para frenar la demanda; si las proyecciones de inflación bajan, la tasa se reduce para estimular el crecimiento.
Este marco ha permitido mantener una inflación que en promedio ha sido baja y estable, junto con mejorar la resiliencia económica ante shocks externos. Además, el Banco Central ha sabido gestionar crisis como la de 2009, la pandemia y los retiros de fondos previsionales, adoptando medidas extraordinarias cuando fue necesario para preservar la estabilidad macro-financiera.
El entorno global sigue cambiando y con ello los desafíos para la política monetaria. La irrupción de monedas digitales, nuevas tecnologías de pago, cambios en las políticas económicas globales y el impacto del cambio climático son algunos retos que el Banco Central deberá enfrentar en el futuro.
No hay duda de que su solidez institucional y credibilidad le permitirán adaptarse y responder eficazmente. La historia del Banco Central de Chile no ha terminado; los próximos capítulos aún están por escribirse.
Publicado en Diario Financiero.
Síguenos en nuestras Redes Sociales